18 feb 2013

Ese frio que cala hasta los huesos, el viento que sacude cada gota de arena del balcón, la luna que encandila mis ojos, y no permite su enfoque, mi nariz sin olfato y mi garganta sin voz que la auxilie, que me queda por valorar? el poco sentido de mis dedos para pulsar cada oración que dicta mi cerebro, que ni siquiera sabe que decir, más que redactar el poco calor que tengo que hace maquinar la parte más hermosa del ser humano. la cabeza. Qué raro que pocas personas lo consideren el punto más atractivo de uno, digo, muchos prefieren su rostro, y otros, solo alguna que otra parte más. No tenia nada que ver lo que dije anterior con lo que habia pensado en escribir pero bueno, se me perdió la idea en algún que otro rincón  y me siento tan mal que necesito despejar mi cabeza con otra cosa. Despejar mi cabeza me hace rebobinar como un cassette de los 80, me pongo algo sentimental, creo que el pequeño enfoque al mar hace que pienses.
 Entre esas tantas cosas, al chico que alguna vez le dije que sus ojos era la paz absoluta, como el mar que se encuentra en frente de mis ojos, en su pelo negro que lo hace único, como este pequeño balcón lleno de flores que inundan el ambiente, creo que si no fuera por sus pequeñas, y simples palabras no estaría pulsando nada de esto. Quizás si esta vista no me ofreciera tanto, tampoco podría dejar de mencionarlo. Las palabras no salen porque si, para cada uno que lo escribe significa algo, y si lo significa es porque realmente deja algo profundo. El amigo es lo más profundo que tenemos todos.


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